Marketing Digital y Metafísica de la Marca: Existencia y esencia de la identidad corporativa

Durante años, las cookies de terceros han sido una de las herramientas más valiosas para los anunciantes en el mundo digital. Estas pequeñas piezas de datos permitían rastrear el comportamiento de los usuarios en múltiples sitios web, facilitando una segmentación precisa y personalizada que aumentaba la efectividad de las campañas publicitarias. Sin embargo, con el auge de la preocupación por la privacidad y la implementación de normativas como el GDPR y la CCPA, las cookies de terceros están llegando a su fin. Pero, ¿qué significa esto para los anunciantes? ¿Es realmente un golpe para la publicidad digital o simplemente el comienzo de una nueva era?

¿Qué son las cookies de terceros?

Para entender el impacto de su desaparición, es importante conocer qué son las cookies de terceros. A diferencia de las cookies de primera parte, que son creadas y almacenadas por el sitio web que el usuario está visitando, las cookies de terceros son colocadas por dominios diferentes al del sitio web que se está visitando. Estas cookies se utilizan principalmente para rastrear al usuario en varios sitios web, creando perfiles de comportamiento que son utilizados para mostrar anuncios relevantes.

Por ejemplo, si alguien busca «zapatillas deportivas» en una tienda online, las cookies de terceros permiten que, al visitar otro sitio web, el usuario vea anuncios de productos similares. Esta capacidad de rastreo ha sido la base del modelo de publicidad digital durante más de una década.

El auge de la privacidad: el fin de las cookies de terceros

Con el aumento de la conciencia sobre la privacidad, los consumidores están cada vez más preocupados por cómo se utilizan sus datos. Las grandes empresas tecnológicas, como Google y Apple, han respondido a estas inquietudes. Apple ya ha implementado restricciones severas en el rastreo de datos con su función de «App Tracking Transparency», y Google ha anunciado que eliminará gradualmente las cookies de terceros en su navegador Chrome para finales de 2024.

Esta decisión ha generado alarma en el mundo de la publicidad digital. Las cookies de terceros permitían a los anunciantes llegar a audiencias específicas con anuncios basados en el comportamiento, intereses y hábitos de navegación. Sin ellas, los anunciantes se enfrentan a un desafío significativo: ¿cómo seguir llegando a las personas adecuadas en el momento correcto?

Impacto en los anunciantes: ¿un golpe directo?

El fin de las cookies de terceros plantea varias preocupaciones para los anunciantes, entre ellas:

  1. Segmentación limitada: Sin el rastreo entre sitios web, los anunciantes pueden tener dificultades para llegar a audiencias altamente específicas. La capacidad de crear perfiles detallados de los usuarios se verá limitada, lo que podría reducir la efectividad de las campañas.

  2. Aumento de los costos de publicidad: Con una segmentación menos precisa, las campañas pueden volverse más costosas, ya que se necesitará mayor inversión para alcanzar a la audiencia correcta y mantener los niveles de conversión.

  3. Medición de campañas: Las cookies de terceros también son esenciales para medir el éxito de las campañas publicitarias. Sin ellas, los anunciantes tendrán menos datos sobre qué usuarios vieron o interactuaron con sus anuncios, complicando el proceso de optimización de estrategias.

Alternativas al fin de las cookies de terceros

Aunque el panorama parece complicado, el fin de las cookies de terceros no significa el fin de la publicidad digital. De hecho, muchas empresas ya están buscando soluciones alternativas. Algunas de las opciones que están emergiendo incluyen:

  1. Cookies de primera parte: Las cookies de primera parte, que son almacenadas directamente por el sitio web que el usuario visita, seguirán existiendo. Los anunciantes deberán aprovechar mejor los datos propios que obtienen de los usuarios que interactúan con sus sitios y aplicaciones.

  2. Identificadores universales: Varias plataformas están desarrollando soluciones de identificación basadas en el consentimiento del usuario. Estas identificaciones universales permiten rastrear a los usuarios a través de diferentes sitios y aplicaciones, respetando las normativas de privacidad.

  3. Contextual targeting: Esta es una estrategia de publicidad que se enfoca en el contenido que el usuario está consumiendo en lugar de su comportamiento anterior. Por ejemplo, mostrar anuncios de ropa deportiva en un artículo sobre fitness, en lugar de basarse en el historial de navegación del usuario.

  4. Data clean rooms: Estas plataformas permiten a las marcas y editores compartir datos de manera anónima y agregada para mejorar las campañas publicitarias sin violar la privacidad del usuario.

  5. La IA y el machine learning: Con el uso de inteligencia artificial, los anunciantes pueden analizar grandes cantidades de datos anónimos para identificar patrones y predecir comportamientos sin necesidad de cookies de terceros.

¿Un nuevo comienzo para los anunciantes?

Lejos de ser un golpe fatal, el fin de las cookies de terceros podría ser una oportunidad para que los anunciantes redefinan cómo interactúan con sus audiencias. A medida que el panorama de la privacidad evoluciona, los anunciantes tendrán que ser más creativos y centrarse en construir relaciones más profundas y transparentes con sus consumidores.

Además, esta transición también obligará a las marcas a depender más de los datos de primera parte y a desarrollar estrategias de marketing más sólidas, como programas de fidelización, experiencias personalizadas y marketing basado en el consentimiento. La privacidad y la confianza se están convirtiendo en factores cruciales para las marcas en la era digital, y aquellas que logren equilibrar la personalización con la protección de la privacidad serán las que salgan ganando.

El fin de las cookies de terceros marca un cambio sísmico en el mundo de la publicidad digital. Si bien presenta desafíos inmediatos, también abre la puerta a una era en la que la confianza del consumidor y el uso de tecnologías más éticas serán fundamentales para el éxito. Los anunciantes deben adaptarse rápidamente a esta nueva realidad y explorar nuevas formas de llegar a sus audiencias sin comprometer la privacidad. Al hacerlo, podrán aprovechar las oportunidades emergentes y construir campañas publicitarias más responsables y efectivas.

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